Ansiedad
- Liz Montejano Fluchaire
- 4 feb 2023
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 22 ago 2023
La ansiedad es una de las condiciones psiquiátricas más comunes en el espectro autista(1). Sin embargo el papel que la sintomatología ansiosa juega en el TEA, ha provocado confusión y controversia debido a que es complicado determinar si la presencia simultánea de la ansiedad en el TEA representa(2): Una comorbilidad idéntica a las personas con desarrollo neurotípico, un subtipo de ansiedad específico del TEA, o bien una comorbilidad falsa derivada de diagnósticos diferenciales poco exactos. Esta dificultad para precisar el rol de la ansiedad en el autismo ha causado estadísticas dispares sobre su coocurrencia, con cifras que van desde el 18% (3) hasta el 87 % de prevalencia. Aún así, numerosos estudios señalan que los niveles de ansiedad y depresión son más altos y frecuentes en personas autistas que en personas neurotípicas (3).
Al sistema complejo de respuesta (conductual, fisiológica, afectiva y cognitiva) que se activa al anticipar sucesos o circunstancias que se juzgan como muy aversivas, se le llama ansiedad. Y es un sistema que solo se activa, si los acontecimientos se perciben imprevisibles, incontrolables o que potencialmente podrían amenazar los intereses vitales de un individuo(4).
Es por lo tanto esperable que ante una amenaza se dispare el mecanismo defensivo de huida o lucha a fin de preservar la integridad física o psicológica, sensación que desaparece una vez que la amenaza se ha disipado; esto es una condición universal y generalizada que no preocupa clínicamente hablando. En cambio, se le denomina estado de miedo sostenido (5) cuando el mecanismo defensivo se mantiene activo dando como resultado una respuesta desadaptativa que, lejos de preservar la integridad física y psicológica de la persona, la deteriora. Esto suele suceder cuando las amenazas son malinterpretadas por la persona como reales, cuando verdaderamente la situación más bien pudiera calificarse de neutral o no potencialmente peligrosa (6).
Resulta que existen descripciones de una serie de miedos y preocupaciones atípicas que, aunque son comunes y clínicamente impactantes en el autismo, no encajan en los marcos de diagnóstico convencionales (7,8). De hecho se han desarrollado dos teorías al respecto (6), la hipótesis del error social que explica por qué los desajustes en el comportamiento social de las personas con autismo contribuyen a exacerbar la ansiedad en el autismo, y la hipótesis de la carga alostática que defiende que la ansiedad es una respuesta a un estrés crónico, desgaste o agotamiento que produce la hiperactivación de ciertas estructuras del sistema límbico (leer más en cerebro social). Independientemente de la causa, es un hecho que estas "preocupaciones atípicas" se asocian a un importante y significativo deterioro y sufrimiento adicional que se añade a las dificultades propias de las personas autistas.

Un equipo de investigación español (9) realizó una compilación de estudios relacionados con la ansiedad en el autismo, identificando tres mecanismos subyacentes en el desarrollo y mantenimiento de la ansiedad en el TEA.
A. COMPORTAMIENTO SENSORIAL ATÍPICO (CSA)
Se refiere a la modulación sensorial inadecuada sea por una respuesta exagerada a los estímulos (hipersensibilidad o hiperreactividad sensorial) o sea por una falta de respuesta a los estímulos (hiposensibilidad o hiporreactividad) que puede conducir a un interés especial por determinados estímulos sensoriales. Sin embargo, es la hipersensibilidad aquella que activa un bucle de desregulación emocional debido a que la persona que lo sufre lo asocia con una experiencia negativa. De este fenómeno se derivan conductas evitativas y una atención selectiva o estado de hipervigilancia. Esta es la causa de que los estímulos sensoriales sean percibidos como amenazas y se desarrolle un cuadro ansioso.
Causas de CSA
Entornos ruidosos o visualmente complejos; incomodidad táctil como ciertas telas o etiquetas de la ropa; temperatura, el olor, el sabor o la textura de los alimentos; contacto físico como abrazos; aproximación inesperada de otras personas.
B. INTOLERANCIA A LA INCERTIDUMBRE (II)
Se refiere a las dificultades en la percepción y comprensión de ambigüedades e incremento de la incomodidad ante las mismas. Se sabe que una menor flexibilidad cognitiva hace especialmente difícil enfrentarse a lo inesperado o desconocido; lo cual provoca una preferencia por la uniformidad en los estímulos y la rutina.
Causas de II
Cambios repentinos en la rutina o el entorno
C. DESREGULACIÓN EMOCIONAL (RE)
Se refiere a la dificultad para gestionar las emociones, describir y expresar sentimientos (alexitimia). Es un mecanismo adaptativo crítico que permite a los individuos mantener un nivel óptimo de excitación para alcanzar objetivos personales y sociales. Sin embargo, las experiencias negativas vividas conducen a la percepción de ciertos estímulos como aversivos provocando tanto una respuesta emocional inadaptada como una alteración del estado anímico. Dicha alteración puede derivar:
-En un colapso o meltdown: Episodio explosivo en el que se trata de externalizar la sobrecarga emocional o sensorial. Suele acompañarse de ira, autolesión o llanto (confundido erróneamente con una rabieta) .
-En un bloqueo o shutdown: Crisis interior en el que se internaliza la sobrecarga emocional o sensorial. Suele acompañarse de retraimiento, aislamiento, falta de verbalización o contacto. (leer más en shutdown)
-En un agotamiento crónico o burnout: Es un estado continuo y crónico que tiene una duración de al menos 3 meses que conduce a pérdida de habilidades y que suele ser disparado por un cambio de vida relevante (leer más en burnout autista)
Causas de RE
Confusión social, rechazo social, impredecibilidad de las relaciones y encuentros sociales, indefensión, desamparo, castigos o restricciones por conductas repetitivas y estereotipadas, sobreestimulación sensorial abrumadora, frustración.
Hasta el momento, la ansiedad en el Trastorno del Espectro Autista se ha tratado con farmacología y con terapia psicológica o la combinación de ambos. A nivel farmacológico, sin embargo, existen pocos ensayos clínicos que evalúen la eficacia y la seguridad de tratamientos farmacológicos asociados a los trastornos mentales (ansiedad y depresión) en personas autistas (10); de hecho, los resultados de estudios con ansiolíticos y agentes serotoninérgicos mostraron una eficacia contradictoria (11). En el ámbito psicológico, la terapia cognitivo-conductual (TCC) ha demostrado ser eficaz para una amplia variedad de trastornos de salud mental, incluido el autismo, ya que es una terapia breve, centrada en las habilidades, destinada a alterar las respuestas emocionales desadaptativas al cambiar los pensamientos del paciente, su comportamiento o las dos cosas reduciendo la ansiedad a causa de la desregulación emocional y a causa de la intolerancia a la incertidumbre.
Pese a las opciones de tratamiento, se cree que las adaptaciones específicas que toman en cuenta las características particulares de cada individuo con TEA son las más efectivas porque evitan el desencadenamiento del cuadro ansioso. Esto implica la identificación de los estímulos aversivos, las adaptaciones necesarias (del entorno y de la persona autista) y la cooperación del círculo inmediato de la persona autista con el objetivo de mantener el equilibrio en la calidad de vida del individuo y minimizar los efectos discapacitantes del TEA (leer más en ¿es una discapacidad?)
Referencias
1. Leyfer, O., Folstein, S., Bacalman, S., Davis, N., Dinh, E., Morgan, J., … Lainhart, J.(2006). Comorbid psychiatric disorders in children with autism: interview development and rates of disorders. Journal of Autism and Developmental Disorders, 36(7), 849-861.
https://doi.org/10.1007/s10803-006-0123-0
2.Wood JJ, Gadow, KD. (2010) Exploring the nature and function of anxiety in youth with autism spectrum disorders Clin Psychol Sci Pract; 17: 281-92.
3. Gadow, K., Devicent, C., Pomeroy, J. y Azizian, A. (2004). Psychiatric symptoms in preschool children with Pdd and clinic and comparison samples. Journal of Autism and Developmental
Disorders, 34(4), 379-393. https://doi.org/10.1023/B:Jadd.0000037415.21458.93
4. . Clark DA, Beck AT. (2012) Terapia cognitiva para trastornos de ansiedad. Serie Psicoterapias Cognitivas. Biblioteca de Psicología. Bilbao: Desclée de Brouwer.
5. Hartley CA, Phelps EA. (2012) Anxiety and decision-making. Biol Psychiatry 2012; 72: 113-8.
6. Paula-Pérez, I (2013) Coocurrencia entre ansiedad y autismo. Las hipótesis del error social y de la carga alostática. Rev Neurol 2013; 56 (Supl 1): S45-S59
7. Kerns, C. M., Kendall, P. C., Berry, L., Souders, M., Franklin, M., Schultz, R. T., … Herrington, J. (2014). Traditional and atypical presentations of anxiety in youth with Autism Spectrum Disorder. Journal of Autism and Developmental Disorders, 44(11), 2851-2861.
https://doi.org/10.1007/s10803-014-2141-7
8. Mayes, R. D., Mayes, S. D., Calhoun, S. L., Aggarwal, R., Baker, C., Mathapati, S. y Molitoris, S. (2013). Unusual fears in children with autism. Research in Autism Spectrum Disorders, 7, 151-158. https://doi.org/10.1016/j.rasd.2012.08.002
9. Sánchez-Cueva, Alcantud, Alonso-Esteban (2022) Ansiedad y Trastornos del Espectro del Autismo: Notas para la intervención educativa. Ediciones Universidad de Salamanca. Siglo Cero, vol. 53
10. Sapr, Y., Braun, E., Porter, K., Barnette, D. y Hanks, C. (2017). Addressing medical needs of adolescents and adults with Autism Spectrum Disorders in a primary care setting. Autism, First Published July 28, https://doi.org/10.1177/1362361317709970
11. Hervás, A. (2017). Desregulación emocional y Trastornos del Espectro Autista. Revsita de Neurología, 64(1), S17-25. Recuperado de https://www.neurologia.com/articulo/2017030
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