Derribar barreras de aprendizaje
- 7 nov
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En un aula parece que todos aprenden bajo la misma lógica y necesidades. Sin embargo, esa uniformidad que facilita la enseñanza colectiva, puede convertirse —sin que nadie lo note— en una red de obstáculos invisibles. Cuando estos obstáculos impiden que las y los estudiantes accedan plenamente a su derecho a la educación, se les denomina Barreras para el Aprendizaje y la Participación (BAP) [1]. Estas pueden aparecer en cualquier etapa educativa, incluida la universidad, comprender dónde nacen estas barreras es el primer paso para derribarlas [1,2]:
Barreras Actitudinales: Interacciones y concepciones sociales que generan rechazo, indiferencia o prejuicios.
Barreras Didácticas: Métodos de enseñanza y evaluación estandarizados que no permiten adaptaciones mediante ajustes razonables ni atienden los Principios del Diseño Universal para el Aprendizaje.
Barreras Estructurales: Aquellas que normalizan la exclusión por falta de recursos o infraestructura o negación de atención educativa que impide la inclusión.
Barreras Normativas: Obstáculos derivados de leyes, políticas o normativas que no contemplan la diversidad.

Las actitudes de la comunidad universitaria, la flexibilidad pedagógica y el apoyo institucional suelen ser los factores que determinan si un entorno académico resulta integrador o excluyente. Así que para los estudiantes autistas las barreras más significativas son las actitudinales y pedagógicas debido a que el aspecto psicosocial es el punto más vulnerable de su experiencia educativa; sin embargo, no hay que olvidar que la convivencia y la enseñanza se derivan de barreras estructurales y normativas.
Con ello en mente y tomando como base las Guías de Buenas Prácticas del proyecto Autism&Uni [3] y los informes de la confederación de Autismo España[4], se han identificado los siguientes siete escenarios recurrentes en que un pequeño desajuste en el sistema educativo se transforma en una barrera considerable para una persona autista.
1. De la ambigüedad a la confusión:
Suponer que la forma de comprender es igual para todos, es el pivote de una comunicación ambigua e indirecta que demanda hacer inferencias e interpretaciones. Para la mente autista, literal y racional, este escenario genera una sobrecarga cognitiva porque tiene que invertir más energía mental en descifrar lo que no se dice, lo que deriva directamente en altos niveles de estrés, ansiedad y agotamiento.
Usar ambigüedades en las preguntas o tareas empuja a "leer entre líneas" lo que es verdaderamente difícil para un autista, que pese al esfuerzo queda con la duda de si llegó a la interpretación correcta; así que la ambigüedad sólo debe utilizarse si tiene un objetivo pedagógico justificado. Cambio sutil: explicar las reglas implícitas para alinear al estudiante con el comportamiento académico esperado.
Las instrucciones vagas e incompletas que no aclaran el propósito del ejercicio, el formato o el nivel de detalle requerido en las respuestas, generan confusión. Cambio sutil: redactar o expresar consignas puntuales, claras y que incluyan el objetivo de aprendizaje.
Los malentendidos al evaluar o la incomprensión de lo que se espera pueden provocar ansiedad y afectar seriamente el rendimiento, incluso si el estudiante domina la materia. Cambio sutil: Uso de rúbricas precisas e instrucciones desglosadas.
Cuando el lenguaje académico se vuelve claro, explícito y previsible, no solo mejora el desempeño de los estudiantes autistas: también se crea un entorno más justo, donde todos saben qué se espera de ellos.

2. De la inflexibilidad a la desadaptación
La inflexibilidad en la enseñanza se manifiesta cuando el sistema se niega a adaptarse a la diversidad lo que genera una brecha de exclusión que aumenta el riesgo de que el estudiante autista quede atrás especialmente porque su forma de procesamiento de la información es distinta a la mente neurotípica (leer más en inflexibilidad de pensamiento).
Los formatos y procedimientos rígidos disminuyen la posibilidad de demostrar el conocimiento porque se espera una única ruta de aprendizaje. Cambio sutil: Permitir rutas alternas para demostrar la competencia académica.
Adoptar proactivamente los Principios del Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA)[2] conduce a una enseñanza más eficiente que no requiere hacer ajustes puesto que ya está flexibilizada desde el inicio .

3. De la incertidumbre al caos
La necesidad de estructura y consistencia es fundamental para el estudiante con TEA, ya que estas les ayudan a mantener el control y la calma. Cuando el entorno académico falla en proporcionar esta previsibilidad (una acción sutilmente omitida), el resultado es un aumento acelerado de la ansiedad y el estrés.
Para los autistas, que son hipersensibles al cambio, la falta de apoyos de orientación sólidos y planificados convierte el aprendizaje en una fuente añadida de estrés al que ya suelen enfrentar en su día a día. Cambio sutil: Proporcionar calendarios y programas académicos e informar los cambios con antelación.
Las transiciones son particularmente complicadas para los autistas, (entre niveles educativos o entre semestres) y crean periodos extendidos de estrés antes y después del suceso. Cambio sutil: Uso de manuales de estudiante o incorporación anticipada al curso escolar (curso propedéutico).
Orientar las acciones hacia lo previsible y organizado, es una actitud respetuosa hacia otras personas independientemente de su posición de estudiante. Además, visto desde la perspectiva del autista, simplemente se espera seguir la secuencia y tiempos planteados por las autoridades.

4. De la expectativa a la incomprensión
La universidad es un entorno lleno de reglas sociales no escritas y expectativas veladas, o al menos así lo siente un autista; y esto se debe a las dificultades en la comunicación y la interacción social que surgen especialmente durante las actividades colaborativas. La socialización está integrada en la vida de las personas, casi vista como una necesidad y asimilada con disfrute; pero para un autista es un desafío que desgasta hasta tal punto que es preferible renunciar al estudio con tal de no interactuar.
La falta de habilidades sociales y los déficits de comunicación pueden generar tensiones en el trabajo en equipo, resultando en acoso o rechazo, especialmente al delegar responsabilidades excesivas a personas autistas. El desafío para ellas radica en gestionar la adquisición de conocimiento y las situaciones sociales simultáneamente. Cambio sutil: permitir el trabajo individual cuando sea factible o asignar roles específicos por el docente en actividades grupales.
La dificultad para la interacción social, combinada con la pérdida de la estructura familiar, lleva al aislamiento social debido a la falta de orientación adicional sobre las normas sociales. Cambio de fondo: Programas de tutorías y modelos de apoyo entre pares o compañeros que ayuden a establecer vínculos, apoyos sociales y a integrar aspectos académicos y sociales [3].
Proveer apoyo estructurado, mediación y comprensión sobre el aprendizaje individual, evita que la rutina académica no tome un giro hacia el aislamiento social y el fracaso escolar.

5. De la sobrecarga a la desregulación
Un ambiente físico saturado de estímulos sensoriales, afecta el susceptible sistema nervioso de personas autistas, dificultando la concentración o desencadenando crisis. Aunque algunos afrontan estos ambientes, sufren un alto costo en su salud física y mental, porque permanecen anclados a un estrés tóxico que a veces conduce al burnout o agotamiento crónico.
El entorno sensorial no controlado, como la iluminación brillante, los espacios abarrotados o el ruido de fondo, son aspectos sutiles de la infraestructura que, para las personas autistas, afectan directamente su calidad de vida ya que provoca distracción, angustia y sobrecarga (leer más en desregulación). Cambio sutil: Permitir el uso de elementos de apoyo y espacios alejados de estímulos (auriculares con cancelación de ruido, lentes oscuros, “juguetes para el estrés” o fidgets).
Los elementos de apoyo y el uso preferente de espacios menos sobreestimulados puede hacer una diferencia en la salud al permitir la autorregulación y retornar al punto de equilibrio del sistema nervioso.

6. Del estigma a la desprotección
Declarar la condición autista es una decisión altamente complicada porque la mayoría de los autistas ha enfrentado situaciones de acoso, estigmatización e incluso invalidación de la experiencia cuando se trata de casos de autismo en grado 1 de apoyo. Esta problemática puede repercutir en un cúmulo de dificultades escolares que llegan hasta la deserción escolar.
La combinación del miedo al estigma social y la falta de proactividad institucional para gestionar estudiantes autistas se traduce en pérdida de apoyos necesarios para la persona autista. Cambio de fondo: Implementar un programa de acogida bien promocionado entre los estudiantes para garantizar que la ayuda llegue desde el inicio y a lo largo del curso.
Una concientización sobre la condición autista genera un ambiente empático y preparado para acoger estudiantes dentro del espectro autista sin que ello suponga un trato diferencial negativo, sino al contrario, debe suponer un referente de apoyo (leer más en Ambos lados de la empatía).

7. De la diferencia a la exclusión
La tendencia a la homogeneidad en el sistema educativo ignoran la riqueza de la neurodiversidad [B]. El sistema educativo por sus características colectivas tiende a una cultura de "normalización" que busca que todos se adapten a un mismo molde [4] porque ello resulta más fácil de asimilar (leer más en ¿Quién es neurodivergente?).
El desconocimiento de otras formas de procesamiento del mundo, fomenta prejuicios e incomprensión. Cambio sutil: Actitud abierta y amable hacia formas de diversidad humana [3].
Cambio de fondo: Programas de sensibilización y capacitación obligatorios para docentes y personal administrativo sobre neurodiversidad [4].
Reconocer y valorar las distintas formas de pensar y aprender es fundamental para construir un entorno verdaderamente inclusivo [3].

AJUSTES SUTILES CON IMPACTO PROFUNDO
Si se observa cuidadosamente, se trata de realizar ajustes razonables que provengan de una actitud más abierta y empática hacia la neurodiversidad con siete acciones para derribar barreras de aprendizaje.
Claridad
Flexibilidad
Anticipación
Mediación
Ambientación
Apoyo
Aceptación
Para lograr esto, es esencial que los docentes adopten una mentalidad abierta al cambio, lo que influirá directamente en su enfoque didáctico (leer más en docencia y ajustes razonables). Paralelamente, la institución debe impulsar transformaciones significativas y asegurar un seguimiento continuo a largo plazo para que dichos cambios se arraiguen en toda la comunidad universitaria .
Básicamente es un tema de sensibilidad cotidiana, de amabilidad y respeto. Al final el camino hacia una educación inclusiva se traza no solo con políticas y programas, sino con una profunda y sensible transformación cultural. La previsibilidad, la claridad y el apoyo, lejos de ser meras adaptaciones, son los pilares sobre los cuales los estudiantes autistas pueden construir su pleno potencial, evitando así que su búsqueda de conocimiento les cueste su salud. Además, estos aspectos no solo son esenciales para estudiantes autistas, sino que también son altamente beneficiosos y deseables para cualquier alumno (leer más en neurodiversidad en la universidad).

REFERENCIAS
[1] Secretaría de Educación Pública. (2024). [Fuente implícita, citada textualmente en el documento original].
[2] Moreno, M. (2023). Glosario de apoyos educativos y ajustes razonables para garantizar la participación plena de estudiantes con discapacidad. Documento encargado por la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago).
[3] Fabri, M., Andrews, P. C. S., & Pukki, H. K. (2016). Manual de buenas prácticas para apoyar a los estudiantes de educación superior con TEA (Guía 1: Para directivos de instituciones de educación superior y docentes con experiencia y Guía 2: Para profesores y tutores de educación superior). Project Autism&Uni.
Vidriales Fernández, R., Hernández Layna, C., Meizoso Amarelo, M., Gutiérrez Ruiz, C., Plaza
[4] Sanz, M., & Verde Cagiao, M. (2020). La educación universitaria para estudiantes con trastorno del espectro del autismo: Una visión desde los servicios de apoyo a estudiantes con discapacidad.



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